
En Uganda, ser acogido no siempre significa estar en un centro con comodidades. A menudo, significa encontrar una cama para dormir, una comida caliente al día y alguien que se preocupe por ti. Muchos niños y niñas en situación de abandono o riesgo no tienen familia que los cuide, y los recursos del Estado son limitados.
La acogida en este contexto es una urgencia. Es ofrecer un refugio seguro frente a la violencia, el hambre o la enfermedad. Es acompañar a un niño que ha sido rechazado, y construir poco a poco un entorno donde pueda sanar, aprender y soñar.
Desde KIDANDA impulsamos la creación de una casa de acogida en Fort Portal. No es solo un edificio: será un hogar donde los niños encuentren afecto, estabilidad y oportunidades reales de futuro. Porque acoger es, sobre todo, reconocer la dignidad del otro.